26 marzo 2007

Concurrida participación en el Acto de Mar de Ajo


31° Aniversario del golpe militar

Un concurrido acto tuvo lugar el viernes en la ciudad de Mar de Ajo con motivo del 31° aniversario del último golpe militar. Organizado por la Mesa Popular por la Democracia y los Derechos Humanos y la adhesión y participación de más de 25 organizaciones civiles, politicas y sindicales, entre las que se encontraban, Redes en defensa del niño y el adolescente, Foro por los Derechos de la Niñez, la Juventud y la Adolescencia del Partido de La Costa, Casa de Veteranos de Guerra y familiares del Partido de La Costa, APDH de La Costa, Asociación Civil Veteranos de Guerra del Partido de La Costa y Gral. Lavalle, Cooperativa de Trabajo Espres Ltda., SUTEBA, CTA, APTRA, Luz y Fuerza Mar del Plata, Centro Cultural Manuel Belgrano, Asociación Empleados de Casinos Nacionales, entre otras; y la participación de distintas agrupaciones políticas como encuentro popular, encuentro por la democracia y la equidad, ARI, Movimiento Evita, Juventud Peronista del Partido de La Costa, y otras agrupaciones que adhirieron a la convocatoria. Así como tambien la presencia de la senadora provincial Adela Segarra. Los distintos oradores dirigieron su mensaje a mantener viva la Memoria, por la Verdad y la Justicia. El acto estuvo marcado por una fuerte oposición al gobierno comunal, que organizó un acto en la ciudad de Santa Teresita.
Luego de las palabras en repudio al último golpe militar, los manifestantes se dirigieron por Av Libertador hasta la playa para arrojar al mar una ofrenda floral en homenaje a los 30.000 desaparecidos.

DISCURSO CONSENSUADO POR TODAS LAS ORGANIZACIONES CONVOCANTES, LEIDO EN EL ACTO

Reunidos de cara al mar con este viento tan nuestro, tan de nuestros compañeros desaparecidos y de nuestros ex-combatientes de Malvinas, en esta comunidad de las tantas de nuestra maltratada nación, venimos a recordar y dar nuestro compromiso de lealtad incondicional con su memoria y con su lucha. Ellos, nuestros desaparecidos y nuestros caídos en Malvinas, todos víctimas del mismo proceso sangriento que entregó al país y lo hundió en la desesperanza y la tristeza. ¿Cómo pudieron estos criminales y sus mandantes emprender semejante crimen contra su propio pueblo? ¿Cómo se transformaron en instrumentos de terror y de opresión? Son preguntas retóricas que nunca tendrán respuesta pero que siempre estarán presentes por ingenuas que parezcan.
Porque ya es posible hacerse este tipo de preguntas de carácter existencial en la certeza de que gracias a la lucha permanente de nuestras organizaciones populares y a una innegable voluntad del actual gobierno nacional, nos sentimos nuevamente encaminados en la búsqueda de memoria, verdad y justicia. Nadie más que nosotros sabe que ésto es un proceso que hay que defender milímetro a milímetro, que no es un hecho consumado. Pero cierto es también que debemos permitirnos la alegría por esta victoria ideológica no menor del campo popular, y una derrota hasta el momento traumática de la derecha reaccionaria que aún no logra recomponerse. Victoria que significa romper este cerco de impunidad y de resignación construido por estos grupos muchas veces y lamentablemente de la mano de la traición de gobiernos democráticos. Victoria también frente al neoliberalismo que fue el padre de este terrorismo de estado, neoliberalismo cuya cara de terror mutó de ser secuestrador - desaparecedor y asesino en los ’70, a desempleador y hambreador en los ’90. La cuestión era mantener el terror, primero una opinión o el simple hecho de ser joven significaba la desaparición, la muerte o el destino incierto en una guerra. Después estos terroristas refinaron sus estrategias, el terror, la humillación, la vejación, fueron el desempleo, la precariedad laboral, el desguace del estado y las expropiaciones confiscatorias de los ahorros de las clases medias que lograron sobrevivir. El terror siempre fue el mismo, cambiaron sus instrumentos y sus formas. Y el terror fue siempre el mismo porque también lo fue su beneficiario: los grandes grupos económicos trasnacionales, los grandes dueños de la tierra, y sobre todo eso que se repetía en las consignas de los ’70 y que afortunadamente hoy revivimos: El Imperialismo Yanqui. Porque hay que saber como lo sabemos, que desde oficinas de Washington, gente con camisa y corbata, con buenos modales, con aire acondicionado, y con vidas ordenadas, con una simple frase y algún gesto desdeñoso fueron los que desencadenaron la tragedia y el genocidio. Burócratas de la muerte, de conciencia limpia, que sólo “hicieron su trabajo” y “cumplieron con su deber”.
Por eso la justicia debe seguir hasta los responsables y beneficiarios económicos de esta entrega que constituye un verdadero crimen de traición a la patria. Debe seguir hasta los miembros de esas familias patricias de doble apellido, intocables, acostumbrados a la impunidad, y que por esto mismo nunca aceptaron ni se resignaron frente a lo que ellos consideraron logros parciales de los movimientos populares. Ellos soñaron y sueñan con un país antes de Perón y antes de Irigoyen, quisieran borrar de la historia esa pesadilla. Quieren volver a la Argentina en donde sus campos se extendían hasta donde se perdía la mirada, porque la Argentina, creen, es de ellos, creen que tiene dueño y que tiene título de propiedad. Estos procesos de avance y ofensiva popular los viven como un traspié pasajero, y por eso no debemos bajar los brazos porque la respuesta de estos grupos más tarde o más temprano aparecerá y allí tendremos que ser capaces de estar unidos con la claridad y la certeza de saber quién es el enemigo real y quién el adversario circunstancial.
Quisimos que en este acto estuvieran los compañeros que dieron su vida en Malvinas porque tenemos una deuda con ellos, todavía para muchos siguen siendo hechos de diferente naturaleza el de los desaparecidos y el de los ex-combatientes. Nosotros creemos que fueron igualmente víctimas del mismo terrorismo de estado, uno en una fase de poder y hasta de lamentable y vergonzante consenso social, y otra como expresión desesperada frente a la caía inevitable del régimen militar. Las víctimas fueron siempre los jóvenes, siempre los vulnerables, siempre el pueblo, siempre nosotros. Así es que deseamos que los compañeros ex-combatientes sean en esta oportunidad quienes se acerquen al mar y entreguen estas flores en homenaje a los 30.000 desaparecidos y a nuestros caídos en Malvinas, al finalizar esta marcha por Av. Libertador hasta la playa…



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